Una reciente capacitación que estoy realizando me ha cuestionado sobre lo que menciona el título, entonces lo estoy usando como excusa para escribir esta entrada en el blog.
Ya son 13 años que llevo disfrutando el trabajar como docente universitario, recuerdo que mi primer trabajo remunerado a mis 20 años fue justamente el de la docencia, tuve que enseñar a un grupo de personas a manejar un procesador de palabras, si algunos lo recuerdan, el Word Perfect 5.1. Sumado a ese, tengo otros recuerdos más en este tema de enseñar; recuerdo que disfruté mucho enseñar cosas introductorias de computación a adultos mayores, aprendí tanto de ellos que sigo muy agradecido; creo que ellos me enseñaron que debo estar atento a los fenómenos de aprendizaje que se producen en el estudiante para enriquecerme como docente.
En mis primeros años de docencia universitaria, buscando en internet contenidos para mis materias, me topaba constantemente con contenidos pedagógicos y didácticos, enfoques, reflexiones, sugerencias de cómo llevar adelante mi práctica docente. Así fue que tempranamente me topé con conceptos como "el aula del siglo XVIII", "el conocimiento construido colaborativamente", "a quién se le atribuye experticia hoy en Internet", "el no protagonismo del docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje" y el desafío de las TICs. Todo esto sumado a un diplomado de educación superior en el que nos dedicamos a destruir estructuralismos educativos, me introdujeron con una mente fresca de lleno en los nuevos paradigmas que hoy practicamos.
Desde que el Internet llegó a Bolivia en los años 90, me dediqué a usarlo, explotarlo, estudiarlo y reflexionarlo. Entendí que el Internet es un fenómeno que implica varios componentes: uno comunicacional, otro tecnológico, otro educativo y el componente social. Inicialmente el Internet era producido por esos factores, elementos como lo económico, lo político y lo cultural no eran tan fuertes en aquellos inicios. Creo que ese fue mi primer logro de cara a aprovechar las TIC's, entender cómo se produjeron y por lo tanto qué motivaciones existen para usarlas.
Entender la motivación inicial de por qué pudo nacer el Internet me ayudó mucho: fue por la necesidad de que el conocimiento fluye de forma libre. Este pensamiento aún es gobernante hoy para mi en mis reflexiones sobre el fenómeno Internet. Hice que este pensamiento fuera el común denominador de todos los que reflexionaba sobre Internet y función, le da sentido a los porqués se usa una tecnología u otra. Por ejemplo, las actuales redes sociales son esencialmente herramientas de ocio, y como dos vecinas que se encuentran en una esquina del barrio y comienza a comentarle todo, esa charla y de esas charlas en las redes se producen otros fenómenos, pero todo eso comienza con el conocimiento fluyendo libremente, luego este flujo es transformado por otros factores. Creo que llegar a concebir el Internet de esta manera ha sido mi segundo logro como docente, pues me ha convertido en alguien a favor de que el conocimiento fluye libremente en mi aula, no sólo permitiendo el uso de dispositivos tecnológicos, sino alentando el pensamiento divergente, alentando a mis estudiantes a que se arriesguen abrirse nuevos caminos.
Quiero contarles de dos situaciones que considero arruinan el actual panorama educativo. Los estudiantes flojos. Si, ustedes los conocen, yo también y no me deshago de ellos, apenas detectó en mi clase una cantidad de ellos, los meto en terapia de choque. Hagan la prueba en sus aulas, pregunten cuantos de sus estudiantes tienen un método para estudiar: mapas conceptuales, esquemas, resaltado, resúmenes, fichas, etc. descubrirán que la mayoría no fue impactado por la educación primaria y no tienen cómo estudiar, no saben cómo hacer de obtener información nueva, una actividad emocionante e innovadora. Entonces ahí viene la terapia de choque. Ahí unos vídeos y presentaciones en Internet bajo el nombre "Shift Happends" en las que se muestra cómo es que el mundo está cambiando vertiginosamente y ellos tienen que despertar para aprovechar la universidad o serán aplastados por esos cambios, es una fuerte experiencia de abrirles los ojos e intentar sacarlos del pensamiento de colegio con el cual llegan a mi aula. Son flojos porque no saben aprender, no les llama la atención, ese es un desafío enorme que enfrentó con histrionismo y todo tipo de recurso. Otros son flojos porque quieren divertirse, creen que llegaron a la universidad para eso, para continuar la fiesta que tuvieron en el colegio. Bueno, se que estos estudiantes deben salir de esa forma de pensar y los aliento a considerar que cada día que tienen a la universidad están construyendo lo que serán en el futuro, que se vean asi mismos y si lo que ven es lo que quieren ver dentro de 10 o 20 años. Tengo que lograr tocar su humanidad en lo más profundo, por lo tanto les permito tocar mi humanidad también, les cuento anécdotas de mi vida incluso algunas cosas íntimas, lo hago con intención de encontrar un camino sus almas en donde instalarme para siempre, y conmigo, los conocimientos y experiencia que traigo. Por lo tanto el proceso de recuperar a un flojo, o le llamaremos a un desmotivado, del fango en el que se encuentra, es un proceso profundamente humano, de empatía y que se lleva a cabo con el corazón, pero, nunca dejo ver ese tipo de motivación a mis estudiantes, es parte de mi estrategia, les demuestro que me interesan, cuando ya les he atraído, les muestro que no es fácil conquistarme. En este tercer homenaje de las relaciones humanas construyo el conocimiento que ha sido motivo de nuestro encuentro, y lo voy construyendo silenciosamente, en los que están tratando de ganar la confianza del profe, yo aprovecho su intención de abrirse, dirigirse a mí para sembrar aquello por lo cual se me ha contratado. Ya llevo como 40 años conociendo el corazón del joven, y me funciona. Hay pocos casos en los cuales no funciona, esos son aquellos que tal vez nunca entenderán para que sirve la universidad, a estos los dejo a su suerte, ya hice todo lo que pude.
Les dije que les iba a contar dos situaciones que arruinan el panorama educativo, esta es la segunda: los superiores mediocres. Hay algunos jefes de carrera que no les gusta que sus estudiantes sean presionados, no me voy a poner a enumerar las razones pero creo que las que he visto pueden resumirse en una palabra: sobreproteccionismo. Siempre que recuerdo, en clase hago referencia a la primera película de la saga "Karate Kid", cuando el señor Miyagui "explota" a su aprendiz encerando el coche o pintando la barda. Éste se siente explotado y ante sus reclamos recibe la lección de lo que en realidad había estado aprendiendo. Durante días pintar la barda o encerar el coche habían sido actividades de aprendizaje y no de explotación. Esto es lo que no entienden algunos supervisores, algunos procesos educativos aparentan ser duros pero en realidad persiguen una meta mayor. Al no entenderlo fallan en ver el todo, formamos no sólo la mente de los estudiantes, también su persona y el carácter que deben ejercer en su profesión. Esa visión obtusa también le falla a la sociedad pues ese sobreproteccionismo produce personas que débiles que solo incrementan la entropía social.
Creo que quiero terminar diciendo por qué elegí la imagen que identifica éste post. Finalmente, enseñar es una actividad para mí, para mi liberación de todo, incluso de mí mismo, no confiando en lo que dice uno sólo, sino guiado por el pensamiento de muchos, construyendo mi propio pensamiento, reconstruyéndome.
Ya son 13 años que llevo disfrutando el trabajar como docente universitario, recuerdo que mi primer trabajo remunerado a mis 20 años fue justamente el de la docencia, tuve que enseñar a un grupo de personas a manejar un procesador de palabras, si algunos lo recuerdan, el Word Perfect 5.1. Sumado a ese, tengo otros recuerdos más en este tema de enseñar; recuerdo que disfruté mucho enseñar cosas introductorias de computación a adultos mayores, aprendí tanto de ellos que sigo muy agradecido; creo que ellos me enseñaron que debo estar atento a los fenómenos de aprendizaje que se producen en el estudiante para enriquecerme como docente.
En mis primeros años de docencia universitaria, buscando en internet contenidos para mis materias, me topaba constantemente con contenidos pedagógicos y didácticos, enfoques, reflexiones, sugerencias de cómo llevar adelante mi práctica docente. Así fue que tempranamente me topé con conceptos como "el aula del siglo XVIII", "el conocimiento construido colaborativamente", "a quién se le atribuye experticia hoy en Internet", "el no protagonismo del docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje" y el desafío de las TICs. Todo esto sumado a un diplomado de educación superior en el que nos dedicamos a destruir estructuralismos educativos, me introdujeron con una mente fresca de lleno en los nuevos paradigmas que hoy practicamos.
Desde que el Internet llegó a Bolivia en los años 90, me dediqué a usarlo, explotarlo, estudiarlo y reflexionarlo. Entendí que el Internet es un fenómeno que implica varios componentes: uno comunicacional, otro tecnológico, otro educativo y el componente social. Inicialmente el Internet era producido por esos factores, elementos como lo económico, lo político y lo cultural no eran tan fuertes en aquellos inicios. Creo que ese fue mi primer logro de cara a aprovechar las TIC's, entender cómo se produjeron y por lo tanto qué motivaciones existen para usarlas.
Entender la motivación inicial de por qué pudo nacer el Internet me ayudó mucho: fue por la necesidad de que el conocimiento fluye de forma libre. Este pensamiento aún es gobernante hoy para mi en mis reflexiones sobre el fenómeno Internet. Hice que este pensamiento fuera el común denominador de todos los que reflexionaba sobre Internet y función, le da sentido a los porqués se usa una tecnología u otra. Por ejemplo, las actuales redes sociales son esencialmente herramientas de ocio, y como dos vecinas que se encuentran en una esquina del barrio y comienza a comentarle todo, esa charla y de esas charlas en las redes se producen otros fenómenos, pero todo eso comienza con el conocimiento fluyendo libremente, luego este flujo es transformado por otros factores. Creo que llegar a concebir el Internet de esta manera ha sido mi segundo logro como docente, pues me ha convertido en alguien a favor de que el conocimiento fluye libremente en mi aula, no sólo permitiendo el uso de dispositivos tecnológicos, sino alentando el pensamiento divergente, alentando a mis estudiantes a que se arriesguen abrirse nuevos caminos.
Quiero contarles de dos situaciones que considero arruinan el actual panorama educativo. Los estudiantes flojos. Si, ustedes los conocen, yo también y no me deshago de ellos, apenas detectó en mi clase una cantidad de ellos, los meto en terapia de choque. Hagan la prueba en sus aulas, pregunten cuantos de sus estudiantes tienen un método para estudiar: mapas conceptuales, esquemas, resaltado, resúmenes, fichas, etc. descubrirán que la mayoría no fue impactado por la educación primaria y no tienen cómo estudiar, no saben cómo hacer de obtener información nueva, una actividad emocionante e innovadora. Entonces ahí viene la terapia de choque. Ahí unos vídeos y presentaciones en Internet bajo el nombre "Shift Happends" en las que se muestra cómo es que el mundo está cambiando vertiginosamente y ellos tienen que despertar para aprovechar la universidad o serán aplastados por esos cambios, es una fuerte experiencia de abrirles los ojos e intentar sacarlos del pensamiento de colegio con el cual llegan a mi aula. Son flojos porque no saben aprender, no les llama la atención, ese es un desafío enorme que enfrentó con histrionismo y todo tipo de recurso. Otros son flojos porque quieren divertirse, creen que llegaron a la universidad para eso, para continuar la fiesta que tuvieron en el colegio. Bueno, se que estos estudiantes deben salir de esa forma de pensar y los aliento a considerar que cada día que tienen a la universidad están construyendo lo que serán en el futuro, que se vean asi mismos y si lo que ven es lo que quieren ver dentro de 10 o 20 años. Tengo que lograr tocar su humanidad en lo más profundo, por lo tanto les permito tocar mi humanidad también, les cuento anécdotas de mi vida incluso algunas cosas íntimas, lo hago con intención de encontrar un camino sus almas en donde instalarme para siempre, y conmigo, los conocimientos y experiencia que traigo. Por lo tanto el proceso de recuperar a un flojo, o le llamaremos a un desmotivado, del fango en el que se encuentra, es un proceso profundamente humano, de empatía y que se lleva a cabo con el corazón, pero, nunca dejo ver ese tipo de motivación a mis estudiantes, es parte de mi estrategia, les demuestro que me interesan, cuando ya les he atraído, les muestro que no es fácil conquistarme. En este tercer homenaje de las relaciones humanas construyo el conocimiento que ha sido motivo de nuestro encuentro, y lo voy construyendo silenciosamente, en los que están tratando de ganar la confianza del profe, yo aprovecho su intención de abrirse, dirigirse a mí para sembrar aquello por lo cual se me ha contratado. Ya llevo como 40 años conociendo el corazón del joven, y me funciona. Hay pocos casos en los cuales no funciona, esos son aquellos que tal vez nunca entenderán para que sirve la universidad, a estos los dejo a su suerte, ya hice todo lo que pude.
Les dije que les iba a contar dos situaciones que arruinan el panorama educativo, esta es la segunda: los superiores mediocres. Hay algunos jefes de carrera que no les gusta que sus estudiantes sean presionados, no me voy a poner a enumerar las razones pero creo que las que he visto pueden resumirse en una palabra: sobreproteccionismo. Siempre que recuerdo, en clase hago referencia a la primera película de la saga "Karate Kid", cuando el señor Miyagui "explota" a su aprendiz encerando el coche o pintando la barda. Éste se siente explotado y ante sus reclamos recibe la lección de lo que en realidad había estado aprendiendo. Durante días pintar la barda o encerar el coche habían sido actividades de aprendizaje y no de explotación. Esto es lo que no entienden algunos supervisores, algunos procesos educativos aparentan ser duros pero en realidad persiguen una meta mayor. Al no entenderlo fallan en ver el todo, formamos no sólo la mente de los estudiantes, también su persona y el carácter que deben ejercer en su profesión. Esa visión obtusa también le falla a la sociedad pues ese sobreproteccionismo produce personas que débiles que solo incrementan la entropía social.
Creo que quiero terminar diciendo por qué elegí la imagen que identifica éste post. Finalmente, enseñar es una actividad para mí, para mi liberación de todo, incluso de mí mismo, no confiando en lo que dice uno sólo, sino guiado por el pensamiento de muchos, construyendo mi propio pensamiento, reconstruyéndome.