Estoy impresionado de cuánto mejoró la generación automática de subtítulos en Youtube. Esta tecnología estuvo disponible desde el 2008 y ha ido mejorando de a poco. Sinceramente no le deparaba futuro por lo complicado de implementar algoritmos que funcionen en línea y que hagan el reconocimiento de audio, pero ahí está la tecnología, no solo vivita y coleando, sino creciendo y creciendo.
Si bien el reconocimiento de Youtube se hace a videos hablados en inglés, ya veo el futuro para otros idiomas. Hace poco actualizé en mi Android la última versión del motor de sintetización de voz de Google y me quedé asombrado. Resultado: Estoy dejando cada vez más que mi celular me lea textos en vez de leerlos yo.
Si estas tecnologías que digitalizan nuestro mundo análogo mejoran aún más, y lo harán no cabe duda, veo no solo conversión a digital de libros, audios y aún imágenes, sino una enorme revolución de indexación de contenidos. ¿Te da flojera etiquetar tus contenidos? No importa, Google o alguien más lo hará por ti y mejor que tu posiblemente; porque analizará el audio de todo tu video y generará las etiquetas más adecuadas por ti.
Y finalmente, hablando de la Web 3.0, la web semántica en donde programas con inteligencia artificial estarán analizando tus contenidos, ojo, sitios web que no solo almacenen datos, sino que los analicen, los comparen, los relacionen y saquen conclusiones de relacionamiento nuevas e inesperadas. Imagínalo, tu empresa de marketing solicitando a Google resultados de comparación de contenidos para establecer comportamientos del público y así saber por ejemplo, que les pueden vender a las personas que les gusta tal o cual video.
Los robots-programas de Youtube analizarán el contenido del video, lo compararán con videos semejantes, analizarán las preferencias de las personas que comentaron esos videos o de los que más los accedieron y considerando datos de incluso otros sitios en donde hoy descuidadamente dejas tanta información tuya, podrán predecir cuales serán tus gustos dentro de unos pocos meses, aunque ni tu mismo los sepas. Y luego, te asombrarás de que esas empresas, sitios, le hayan dado en el clavo a tus gustos. Pues no lo hicieron, de cierta forma, tú se los dijiste.